Después de un intenso primer día recorriendo el Valle Sagrado de los Incas y de un merecido y reponedor descanso en el hotel El Mapi de Aguas Calientes, nos levantamos muy temprano con la ansiedad de que en algunas de las montañas que nos rodeaban se encontraba el Gran Machu Picchu.
Hasta Aguas Calientes solo puedes llegar en tren o caminando, es un pueblo tranquilo y la antesala para acceder a Machu Picchu. Desde acá debes hacer una larga fila (pero que avanza relativamente rápido) para poder tomar el bus y subir a La Ciudadela Inca que está a unos 20 minutos.
Llegando lo primero que hice fue timbrar mi pasaporte con el mítico sello. Importante antes de ingresar es pasar a los servicios higiénicos porque estando dentro no hay nada y no puedes salir y volver a entrar.
Bueno, hasta acá todo iba súper bien porque lo que yo no sabía era que mi visita contemplaba Montaña Machu Picchu (si, esa la de la foto). Porque cuando me hablaban de que íbamos a subir Montaña Machu Picchu siempre asumí que era la Ciudad sobre la montaña, sin saber que el centro arqueológico recibe su nombre gracias a La Montaña. (Y no hablo de Huayna Picchu).
Comenzamos nuestra caminata cuesta arriba… lo primero intimidante es que te encuentras con un letrero en el acceso que te da la cordial bienvenida, pero te advierte que la cima está a 3061 msnm (631 metros más arriba que las ruinas que están a 2430 msnm) y que son 1600 peldaños. Sí, no es un sendero, son escaleras… interminables escaleras.
Demás está decir que la vista a medida que subes es cada vez más alucinante, aunque las piernas por momentos no te dejan avanzar. Un breve descanso, agua, selfie y a seguir subiendo.
¡Quién me mandó! Es lo que se te viene a la mente cada cierto tramo, pero estás ahí… a medio camino quizás, o quizás más. ¡Pero vamos que se puede! La gente que viene de vuelta (increíblemente hay algunos que ya vienen de vuelta) te animan constantemente. Hay muy buena onda entre todos.
Después de casi 2 horas subiendo ahí está. Ya se deja ver, sólo unos cuantos peldaños más y ya estaré en la cima.
Habiendo conquistado Montaña Machu Picchu te embarga una sensación indescriptible. La solemnidad de la Cordillera de Los Andes, la vista de Machu Picchu y Huayna Picchu, el serpenteante río Vilcanota es algo difícil de poder describir.
Luego de unos minutos en que solo observas atónito, comienza la bajada. Se debe hacer con un poco de precaución porque al bajar te das cuenta de lo empinado de casi todas las escaleras que componen la ruta.
Ya llegando a las Ruinas de Machu Picchu (en Montaña no hay ruinas a diferencia de Huayna Picchu, sólo vista) comenzamos nuestro recorrido guiado por la ciudad, pero antes algunas recomendaciones para Montaña Machu Picchu: llevar agua, bloqueador solar, barra de cereales o frutas, ropa adecuada. Yo subí en junio, época de mucho frío, pero subiendo es muy fuerte el calor. Capa impermeable por si llueve.
La volvería a subir??? Sí!! De todas maneras! De hecho en octubre vuelvo y subiré nuevamente.
Machu Picchu ahora sí. Como escribí más arriba, Machu Picchu lleva su nombre por Montaña Machu Picchu (o Montaña vieja) que se encuentra a su espalda, y de frente Huayna Picchu (Montaña Nueva).
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Durante el recorrido y a medida que el guía va contando la historia, es imposible dejar de sorprenderse de la forma en que fue construida La Ciudad. La pregunta viene enseguida, cómo pudieron hacer para construir una ciudad en lo alto de una montaña, haciendo que todo calce de manera perfecta.
Machu Picchu estuvo escondida durante siglos entre la tupida vegetación de las cumbres Del Valle Sagrado, hasta que en 1911 fue descubierta por Hiram Binghan, un explorador estadounidense que por esos años se aventuró en busca de las ruinas arqueológicas más importantes del imperio Inca.
Machu Picchu comenzó a ser construida en el año 1450 aproximadamente para luego ser abandonada paulatinamente por el año 1535 quedando sin terminar. Providencialmente Machu Picchu no fue del interés de los españoles, los que sabiendo de su existencia, no parecen haberla visitado.
El recorrido toma alrededor de 2 horas y es sobrecogedor, el paisaje que rodea La Ciudad con Huayna Picchu y Machu Picchu, abajo el río Vilcanota y el verdor del entorno hacen de Machu Picchu un imperdible, digno de visitar al menos una vez en la vida. No por nada es una de las 7 maravillas del mundo y está ahí, solo a unas cuantas horas de vuelo.
Bajando a Aguas Calientes, un almuerzo buffet en el Hotel Tierra Viva Cusco Machu Picchu y a esperar nuestro tren a Ollantaytambo, esta vez es el turno del Sacred Valley, para luego continuar nuestro camino a Cusco, capital del Tawantisuyo.
Al día siguiente saldremos muy temprano a Vinicunca, Montaña de 7 Colores, pero eso es para el siguiente post.