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La Ruta del Sol

O Ruta de Manco Capac. Desde el Gran Lago a Cusco

Día 3. Desde Puno a Cusco

El viaje desde Copacabana a Puno fue largo y agotador, la lluvia era intensa y traía el cansancio de todo el día. Llegué a eso de las 11 de la noche al hotel y al día siguiente debía salir temprano para hacer el trayecto Puno / Cusco. Pensaba que el viaje podría ser un poco latero, pero no podía estar más equivocado. El circuito está tan bien hecho que tiene paradas cada hora y media a dos horas, siendo el trayecto más largo de dos horas y media aproximadamente.

A eso de las 7:15 AM comenzó mi travesía. Poco a poco la ciudad de Puno fue quedando atrás y el bus se internó en las alturas del altiplano peruano pasando por Juliaca, la capital del “pirateo”, y es que la proximidad con la frontera boliviana ha hecho de ésta una ciudad que vive en torno al comercio. A eso de las 08.30 llegué a mi primera parada: Pukará. El pueblo es pequeño, una plaza central, la iglesia y unas cuantas calles lo conforman. De fondo, a modo de protección se encuentra el peñón de San Cayetano, una gran montaña que alberga a sus pies el complejo arqueológico de Pukará, que fuera el centro religioso y administrativo más antiguo e imponente de todo el altiplano y que tuvo su apogeo entre los años 150AC y 100DC.

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El tour incluye la entrada al museo Inka Aymara de Pukará, una visita que dura aproximadamente unos 25 minutos, y donde se puede descubrir el origen de la cultura Pukará a través de esculturas y cerámicas de lito.

Desde Pukará continuamos nuestro viaje con destino a Cusco. Pareciera que el tiempo se ha detenido en muchos de los pequeños pueblos que se atraviesan en el camino. Camino que en gran parte del recorrido corre paralelo a la línea del tren, línea por donde circula uno de los trenes más famosos de Sudamérica: el lujoso Andean Explorer.

A una hora y media llegamos a nuestra segunda parada, el paso de la Raya a 4335 m.s.n.m. que es el punto más alto del ruta y la frontera entre las regiones de Puno y Cusco, y como no, el inicio del Valle Sagrado de los Incas. Es en este punto donde se unen las cordilleras Oriental y Occidental. La visita es para tomar algunas fotos, y aunque el frío era intenso, valió la pena! Las vistas de las altas cumbres de Los Andes son asombrosas, y claro, a pesar de la altura, lo despoblado y frío del lugar, se instala un pequeño mercado para comprar souvenirs y artesanías… y las fotos con las llamas o alpacas que también se pagan.

Seguimos nuestro viaje adentrándonos en el Valle Sagrado, nuestra siguiente parada (luego del almuerzo en la localidad de Sicuani) es Raqchi, un sitio arqueológico incaico ubicado en el distrito de San Pedro a 120 kms de Cusco. También es conocido como el templo de Viracocha debido a una de sus construcciones emblemáticas. Y si alberga al gran dios del Tahuantinsuyo debe visitarse.

A nuestra llegada nos recibe un grupo de mujeres con cantos y trajes típicos, sin embargo una de las cosas que más llama mi atención es una gran muralla de casi 20 metros de alto y 92 metros de largo. Se trata justamente del templo de Viracocha, conocido en la mitología pre inca como el creador y aquel que tenía el poder sobre cualquier soberano Inca.

Luego del templo existen 156 colcas o almacenes de forma circular ubicadas en líneas paralelas. Estos almacenes fueron utilizados para guardar alimentos y granos que se utilizaban para fines ceremoniales y principalmente para repartir en los diferentes suyos a través del principal camino Inca que cruza las ruinas y que también es parte de la visita. Los depósitos también son únicos ya que a diferencia de otras estructuras en todo el imperio, no son cuadrados. (Quizás, como vimos hace unas semanas, exista alguna influencia de la cultura Chachapoyas).

Increíblemente Raqchi es uno de los restos arqueológicos de la cultura Inca más interesantes y menos visitados, aunque en los últimos años ha ido tomando importancia.

Claramente por este lugar pasó Manco Capac en la misión que le fue encomendada por su padre allá en el lago Titicaca, y así lo entendieron los incas Huiracocha, Pachacútec y Túpac Yupanqui quienes construyeron este imponente templo.

Pero aún nos falta recorrido, debemos llegar a Cusco por lo que continuamos nuestro viaje. Dejo atrás Raqchi con la satisfacción de haber conocido un poco más de este gran imperio, que fue brutalmente abatido con la llegada de los españoles. Pero antes de entrar a Cusco nos queda una parada más: el Templo Colonial de Andahuaylillas, conocida como la Capilla Sixtina de América.

Andahuaylillas es un pequeño pueblo situado en la provincia de Quispicanchi, a unos 45 kilómetros de Cusco. El principal atractivo es su iglesia. Por fuera una pequeña y austera construcción, pero traspasando sus puertas lo que más llama mi atención es la pintura mural que decora el frontis y varias áreas del lugar causando mi asombro pues la decoración en pan de oro y los murales no deja casi espacio libre, con cuadros e imágenes de las diferentes deidades del catolicismo. Todo ello fue pintado en el siglo XVII con el objeto de educar a los nativos de ese entonces sobre los principios de la fe cristiana de los españoles.

Ya a eso de las 5 de la tarde, y luego de un viaje alucinante que partió a orillas del lago Titicaca en Puno, atravesando el altiplano peruano para comenzar luego a internarme en el Valle Sagrado, estoy en la Ciudad Imperial. La leyenda decía que Manco Capac debía fundar la capital del Tahuantinsuyo en el lugar donde se hundiera su vara de oro en señal de tierra fértil. Y no se equivocó. Ya estoy en Cusco nuevamente, ahora a descansar que mañana continuamos viaje por el Valle Sagrado hacia Machu Pichhu.

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